Calidad de agua y coadyuvantes: pH, dureza y compatibilidad en tanque

En cada aplicación de herbicidas, insecticidas o fungicidas, el agua es mucho más que un simple vehículo: es el medio que puede potenciar o arruinar la eficacia del tratamiento. Su calidad —medida por parámetros como pH, dureza y contenido de sólidos— determina en gran parte si el principio activo llegará en la concentración y forma correctas a la maleza, plaga o patógeno que queremos controlar.
El agua que usamos en el campo suele provenir de perforaciones, represas o cursos naturales, y cada fuente presenta una composición química diferente. Un pH alto (alcalino) puede degradar rápidamente moléculas como glifosato, 2,4-D o Dicamba. La dureza elevada, producto de sales de calcio, magnesio o hierro, puede provocar reacciones con el ingrediente activo formando compuestos insolubles, lo que reduce la absorción por la planta. Incluso un agua con exceso de materia orgánica o arcillas en suspensión puede actuar como “esponja” y fijar el herbicida antes de que cumpla su función.
Por eso, antes de preparar el tanque, es clave analizar la calidad del agua. Un análisis básico de pH y dureza es accesible y se puede realizar con kits de campo o enviando muestras a un laboratorio. A partir de los resultados, se decide si es necesario acondicionar el agua con productos específicos: correctores de pH, secuestrantes de cationes o filtros para sólidos. Estos pasos simples pueden marcar la diferencia entre un control efectivo y uno deficiente.
Pero la preparación del agua no termina allí. La compatibilidad de la mezcla es otro punto crítico. En el tanque confluyen distintos productos —herbicidas, insecticidas, fungicidas y coadyuvantes— y el orden de carga es determinante para evitar problemas como precipitados, espumas excesivas o pérdida de eficacia. La regla básica es llenar parcialmente con agua, agregar acondicionadores, incorporar productos sólidos o granulados, luego líquidos de formulaciones más densas, y finalmente los coadyuvantes y aceites, siempre con agitación constante.
En este punto, los coadyuvantes de alta performance se vuelven aliados estratégicos. RUSH, del catálogo de Tobiano, es un coadyuvante formulado a base de organosiliconas y aceite vegetal metilado que optimiza el rendimiento de herbicidas, fungicidas e insecticidas. Su acción mejora la humectación, la penetración y la distribución de las gotas sobre la superficie de hojas y tallos, incluso en condiciones ambientales menos favorables, como baja humedad relativa. Además, ayuda a estabilizar la mezcla y reduce la tensión superficial, lo que facilita que el ingrediente activo llegue al interior de la planta.
Cuando hablamos de herbicidas como GREEN II POTÁSICO (glifosato sal potásica) o 2,4D LV TOBIANO, que según su marbete requieren buena calidad de agua para garantizar la translocación y el control de malezas de hoja ancha o gramíneas, el uso de un coadyuvante como RUSH maximiza su eficacia y reduce el riesgo de fallas. Lo mismo ocurre con preemergentes como S-METOLACLOR TOBIANO, donde una aplicación uniforme y sin obstrucciones en boquillas es fundamental para mantener un control residual efectivo.
Otra ventaja de cuidar la calidad del agua es económica: un agua inadecuada puede reducir la eficacia de un tratamiento hasta en un 30-40%, lo que obliga a repetir aplicaciones y aumenta los costos de insumos y mano de obra. Ajustar el pH, reducir la dureza y garantizar la compatibilidad en tanque no solo mejora el control, sino que también optimiza la inversión.
La planificación de cada aplicación debe incluir este chequeo:
- Analizar el agua disponible.
- Corregir pH y dureza si es necesario.
- Seguir el orden correcto de carga.
- Incorporar coadyuvantes adecuados a cada mezcla.
- Verificar compatibilidad y realizar pruebas previas cuando se combinan muchos productos.
En síntesis, el agua es el primer insumo de cualquier aplicación, y su manejo técnico es tan importante como la elección del principio activo. Con prácticas simples y el apoyo de coadyuvantes como RUSH, los productores pueden asegurar que cada gota cuente, que el control sea más efectivo y que las inversiones rindan al máximo.
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